Empecé a fotografiar de noche hace unos años y me fascinó tanto que lo empecé a hacer con más frecuencia. Es completamente diferente a la "fotografía a la luz del día". Por la noche, debes ser mucho más cuidadoso y actuar con más calma y reverencia con tu cámara.

Además, tienes la sensación de no estar solo. Sobre todo, cuando estás en plena naturaleza, como por ejemplo en las Montañas Rocosas canadienses. Siempre hay un susurro permanente, a veces incluso escuchas el grito de los lobos u otros sonidos de la naturaleza. Por lo cual, debes estar en alerta. Quizás esto es lo que hace que estos viajes sean tan fascinantes.

Me abruma positivamente aquellas fotos en las que el el ojo humano no puede absorber tanta luz como lo hace un sensor de cámara y, por lo tanto, las imágenes muestran paisajes aún más impresionantes de las que disfrutaba en persona.
Puedes hacer fotos de la Vía Láctea u otros contornos del cielo nocturno que no verías a simple vista.

No puedo comparar con ninguna otra cosa el fotografiar, hacer senderismo o simplemente estar bajo el cielo nocturno. Cada vez, encuentras algo diferente y experimentas nuevas sensaciones. Es la desaceleración en forma pura. Reduce las vibraciones negativas.
... es mágico.